Cuando llegue la muerte que es tan cierta,
pensaré en tu silueta tan divina;
pretendiendo engañarla
con mi sonrisa.
Porque pienso que amor que el alma lleva,
a tus pies, que dejarlo yo tendría;
porque tu eres la fuente
de tierna dicha.
Y si acaso los cielos existieran
donde dicen que Dios feliz habita;
con fe puedo pedirle
me de más vida.
Y si acaso a dejarme Él accediera,
solamente contigo he de vivirla;
cantándote mis versos
con griega lira.
Autor: Aníbal Rodríguez