pasaba

Una tierra

Quería una tierra donde los hombres fueran hombres,

y no lobos que devoran la inocencia,

y no ovejas que se rinden sin lucha,

y no serpientes que se arrastran con

mortal veneno,

y no camaleones que cambian de piel.

Quería una tierra donde la tierra fuera tierra, roja ocre o amarilla

donde la semilla sea semilla y de vida,

donde el sol caliente la piel y el alma,

y la noche estrellada complete su ritmo y su misterio.

Quería una tierra donde el amor fuera amor,
y no un juego de poder y de dominio y

martirio, 

donde la libertad fuera un derecho,

y no un privilegio para unos pocos, 

donde el hombre fuera don para los

otros.