¿Dónde se han ido mis palabras
cuando la tarde se va poniendo oscura,
cuando la música está por terminar
y los pájaros se plantan
sobre los cables eléctricos,
y tengo que encender la luz de mi cuarto
para no caer en mi distraído paso,
y repetir las mismas horas
florecidas de los restos de ayer?
Mientras el perro da vueltas en círculos
y sin ladridos,
y el gato duerme profundamente
boca arriba,
en el mismo instante
en que la gente fatigada toma el autobús
para regresar a casa…
¿Entiendes lo que digo?
¿Acaso mis palabras aguardan la fatalidad
para poder regresar?
Se engranan como tuercas,
unas sobre otras, en el engranaje
metálico y lastimado de la tarde.
Y en su rodar me devuelven a los misterios
donde pertenezco,
para festejar este final que aún no termina
y que dora con su lengua mis penas.
¿Entiendes lo que digo?