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Muy poco pesa el amor
que no sabe de bondad,
de calmar la tempestad
en los cielos del dolor.
Los rocíos de aguador
dan vida a la flor marchita
que unas gotas necesita
en fragancia que evapora,
y solo por ello implora,
tan solo por ello grita.
Pero los gritos no llegan
sin son sordos los oídos,
como pétalos dormidos
que con el frío repliegan.
Las carencias siempre ruegan
seguir una dirección,
fabricar el eslabón
que encadene a la conciencia
como principio y esencia
de la conmiseración.
Muy poco el dar se valora,
no presenta relevancia,
y persiste la ignorancia
pues el dar, siempre enamora.
¿Será semilla que llora?,
¿poema en una canción
para un generoso guión?
Qué bonita es la pradera
con aires de primavera,
con vientos de compasión.
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Jhetsefany