El Corbán

AL VIRTUOSO INMÓVIL

Oh tú, que en pedestal sin mancha habitas,

que nunca osaste alzarte de tus cuitas,

tu pulcritud es mármol sin esencia,

virtud sin sangre, altar sin penitencia.

 

Jamás rozó tu paso la osadía,

ni el yerro te enseñó filosofía,

mas vives vanagloria tan vacía,

que mueres cada día en cortesía.

 

Yo, en cambio, con mis ruinas me corono,

prefiero errar que ser estatua en trono,

y hallé en la equivocanza la alborada

que a ti jamás tocó, por ser callada.

 

Quien nunca se cayó, jamás anduvo,

quien nada desarmó, nada sostuvo,

y tú, tan incólume en lo previsto,

no fuiste santo… tan solo no exististe.