La incertidumbre nos ha obligado
a luchar y sobrevivir en los campos,
a llorar cuando el alma se siente sola,
nos ha forzado a sanar heridas
que la vida dejó en nuestro camino.
Porque hemos sido forjados por el tiempo,
como el metal oxidado del herrero
que transforma su hierro en arado,
para sembrar el pensamiento del hombre.
Hoy, con orgullo, son nuestras almas
las que expanden la llama del saber,
con letras, números y factores
que resuelven la incógnita del hombre.