Juan Sebastian Bache

ELOGIO DE LOS CIRUJANOS

Imagino a Esculapio atortolado,
al ver esos científicos que ahorita
a un padre de familia despechado
lo vuelven una pulcra señorita.

Con tanto instrumental sofisticado
la extirpación del mal se facilita,
aunque a veces despierte el operado
convertido en ánima bendita.

Sólo abrigo una duda futurista:
Cuando baje el arcángel trompetista
a levantar del susto a los humanos,

y los restos, que cubre losa fría,
escapen de la tumba, ese gran día,
¿dónde se esconderán los cirujanos?