Isgo

Hasta Acá

¡Basta! Conmigo no vas a poder.
Tenés que comer espinaca y crecer.             No te acerques más, que vas a caer.
Es hora de calmarte y callado ceder.

A mí no me asustás ni intimidás,
posando en la moto en la que andás.
Grito tranquilo tu nombre, sin antifaz:
y ni con ese cuerpo grande me ganás.

Estoy cansado de tus burlas:
son tontas, necias y burdas.
Hasta ahora las dejé pasar;
una ofensa más, y la vas a pagar.

He visto cómo sobrás a la gente,
con tono abrupto e indulgente.
Sos un atrevido e imprudente:
agredís siempre al pobre inocente.

Causás dolor con tus pavadas,
permanentes chistes y cargadas.
Pánico y caos como las cascadas...
Terminá con esos gestos y miradas.

Si fuera débil, sería tu presa.
Soy fuerte, te agarré por sorpresa.
Acá nadie manda ni ordena,
y menos vos, que tu risa envenena.

Tu único objetivo es elevarte.
Pibe, sé más vivo e interesante.
Con herir a los demás no ganás;
por el contrario, te bajás a vos más.

Realmente busco paz, y no te odio.
Tampoco te subirás a mi podio.
Te recomiendo hoy recapacitar,
porque tu desprecio va a terminar.

Te vuelvo a insistir, a repetir:
en vos está el poder de elegir.
Podés ser nuestro nuevo amigo,
o seguir como un vil enemigo.

Llegué para hacerte cambiar.
Te conviene pensar y aceptar.
Somos los chicos todos iguales:
nuestro lema es ser reales y leales.

Si querés, pedinos perdón,
con arrepentimiento y tesón.
Serás bien recibido en el grupo,
y volverás a tener aquí tu cupo.

En el caso de que no aceptés,
y sigas sembrando terror,
ese será tu último error:
a tu honor lo llamarán horror.

En algún rincón de tu corazón,
sabés que no juego, tengo razón.
Hay algo en vos fuera de matón...
solo soltá ese infame caparazón.

Dame la mano y hagamos las paces.
Como jóvenes, somos capaces.
Debemos mejorar a la humanidad:
con respeto, voluntad y humildad.