Ecos de la fragata caleteada,
que la arena blonda un día encalló,
viajan con la brisa; eso escucho yo:
dicen que del reposo ya está hastiada.
Pues, aunque la besa espuma plateada,
esa voz ronca nunca más oyó;
era del capitán que el mar no halló.
Por ello se le nota algo angustiada.
Anhela mustia el olor ambarino
de aquel a quien sus bríos todos donó,
y así, en murmullos, llama a Mallarino
desde que el ingrato la abandonó.
Lo que ignora tan infame marino
es que ella piadosa le perdonó.
Ryan Pires ___✍🏽©