El Hombre está ahí
humilde, con su mirada profunda
esperando que la soledad
le cante entre sombras y ausencias
la razón de haber vivido.
¡Ay! Hombre con tantos años
tan amante de los caminos
y de las mujeres del carnaval.
¡Ay! Hombre si la vida
es tan solo el perfume de las flores
ahí donde el rio le hace música
a las rocas y el agua bendice el mañana.
¡Ay! Hombre buscando la luz
del maracuyá y la risa del papayo
Hombre tan simple
tan quieto al instante de la existencia
generoso con tus manos
regalonas de bondad.
¡Ay! Hombre que entre cerros y cabañas
historias de amor grabaste
hoy dormitas apacible
sonriendo casi ausente
cerrando los ojos
la muerte es un navegante.
EH