I
Hay momentos en que sientes
que todo está perdido,
que no hay futuro
en ese yo alicaído,
sin candor,
entonces llegan
la sonrisa
y el honor,
de sus manos, la fe.
Te impulsan tras el sol,
y de nuevo, de pie,
con brillo y esplendor,
con victoriosos matices
de amor y perdón.
II
Tras la tristeza,
advienen el milagro,
el afán y la solidaridad,
que levantan,
no en vano se invoca
la esperanza, su canto,
su tiempo y lugar,
su infinito encanto
en la esfera de la paz.