Amarte fue un placer…
no me queda duda,
porque el verbo amar solo tiene valor…
en la inconmensurable conjetura de lo divino.
¿No sé cuánto tiempo más he de permanecer en este dilema?,
¿No tengo la más mínima intención de alargar mi estadía?,
por mi puede terminar cualquier día,
ya nada me ata a este espacio esquivo,
nada me emociona…ni me persuade,
ya nadie podrá cambiar mi decisión,
he cumplido la jornada,
he terminado la misión…
y estoy listo para seguir el viaje a lo imperecedero.
Me queda de nuestra coincidencia…
el más dulce recuerdo,
me llevo de tu esencia…
el aroma de tu inconfundible motivo…tu deliciosa fragancia.
Te llevo marcada en mi corazón…en cada latido,
en mi piel…tus delirantes caricias,
y en cada pensamiento…
te llevo presente como en el primer encuentro.
Amarte fue un placer…
y no exagero,
coincidir contigo fue un privilegio.
Mi mayor fortuna es haberte conocido,
no fue casualidad…fue obra del Supremo,
ni fue circunstancial tu desaparición,
me permitió extrañarte en la angustia que provocó tu ausencia…
y en la necesidad que me desconcertó… a partir de tu distancia.
Te eché tanto de menos…que creí morir en tu olvido,
pero pude sobrevivirle a tu desapego.
Ahora, nos volveremos a encontrar en el más allá,
y tendremos la dicha de nuestro reencuentro.