No llores más hijo mío, no llores levántate, levántate
como lo has hecho ; toda tu vida.
Esta vez hijo mío; no estarás solo. ¡Te ayudaré!.
Siempre he estado vigilando tus pasos. y...eso no es todo;
he visto todas las veces que te has caído, sin culpar a nadie,
te levantas, no has maldecido, has perdonado.
No hay nada más hermoso y puro que tú, hijo mío,
la venganza no es parte de ti.
No llores más hijo mío, no llores levántate, levántate
como lo has hecho ; toda tu vida.
A pesar de todas tus caídas, nada te ha detenido...
Siempre me has sorprendido con \"tu silencio\";
nunca me has reclamado, ni has pedido, por mi ayuda.
Hijo, mio : Estoy cansado de verte caer.
Quieras o no ¡Te ayudaré!.
Porque lo mereces y aquí...
en el cielo te esperare.