Denise Arredondo

Anestesia

A veces hay que anestesiarse.

Dos días.

Tres días.

Qué sé yo.

 

Anestesiarse de vez en cuando

para no sentir,

para no tocar,

o para tocar sin habitar.

Para no quebrarse

en pleno recorrido.

 

Pero yo…

yo llevo anestesiada toda una vida.

 

Anestesié

para poder dormir

aunque no descanse.

Para mirar desde otro lado.

Para tocar sin habitar.

Para amar sin habitar.

 

Camino,

me visto,

escribo,

borro,

vuelvo a caminar.

 

Ya no encuentro formas para dejar de  fingir que esta anestesia no alcanza.

Porque también duele.