Destellos de Cornejo y Sicomoros!
El vecindario pasaba en destellos
de cornejo y sicomoros
un rumor de hojas abiertas
como secretos sonoros.
Las ventanas respiraban
el perfume del verano
y una niña dibujaba
cielos en su propia mano.
Un gato cruzó la calle
con la dignidad del viento
y un abuelo en su butaca
rumiaba viejos intentos.
Todo era luz que parpadea
como un recuerdo en la piel
y el vecindario latía
bajo un sol de pastel.
Hoy regreso en pensamiento
a esas casas y sus modos
y me abrazo a la ternura
que dejaron los otoños.
πΊπ