Una cuchara de imagen.
Un colador de metáforas gastadas.
Un cuchillo que corte
las palabras de más.
Un cuenco para lo no dicho.
Un cucharón de memoria,
y una olla donde hierva
todo lo que aún no entiendes.
Escribir
es cocinar con herramientas
que no venden en tiendas...
el pan de la vida.