Cuando alegando su amnesia
no dio ninguna razón,
me seccionó el corazón
sin aplicarme anestesia.
Me dijo solo hasta pronto,
nos volveremos a ver;
y se quedó en el ayer
el vuelo que hoy remonto.
Le cambié el paso a mis pasos,
a mi timón le di un giro,
rompí en el suelo los vasos
y, aunque no hicieron ruido,
sonaron como suspiros
cuando suenan a fracasos.
No me preguntéis su nombre
ni qué día se dio el piro;
a pesar de que os asombre,
hay veces que se me olvida.
Creo recordar que Olvido
era su nombre de pila.