Si algún día nota que me alejo, lentamente, caminando hacia el olvido,
detenga mi paso quedadizo con un llamado suave a la espera de algún beso.
Porque no quiero dejar inconclusa la ilusión de acompañarla en el camino,
ni llorar arrepentido en la desdicha de retratarla solo en mis versos.
Si algún día me escucha quejarme de todo y sin muchas ganas de hablar,
no dude en hablarme acerca de su día y contarme en detalle que tal se encuentra.
Que para mí eso no implica molestia y siempre será bienvenida a conversar,
porque aunque no tenga ánimo para hablar, grata siempre será su presencia.
Y si algún día usted decide marcharse, que sea tranquila y sin culpa en la conciencia;
que la despedida no sea un momento dramático con incertidumbres de por medio.
Será ese el día que con nostalgia guarde su recuerdo y escriba en consecuencia.
Y si con pena decide regresar, aquí, como siempre, me encontrará escribiendo.
\"Recuerdos Olvidados\"
I/VII/XXV