Es asombroso lo que revela
la simple observación humana,
cuando se enfrenta al mundo.
El hombre hambriento de mirada ajena,
es capaz de volcar la tierra,
incendiar sus días,
con tal de ser visto,
Aunque sea un instante.
Que tragedia,
empeñarse en hazañas imposibles,
no por amor al logro,
sino por miedo al olvido.
El dolor, compañero inolvidable,
habita en todos,
pero no todos le permiten devorarlos.
Y es curioso:
las luces que más nos guían,
suelen nacer
de las sombras más hondas.
Pinto Celia.