karonte

El alma pierde el verbo

Vi mi reflejo en el agua,

no era yo... era otro gesto,

uno que llora en silencio

y se calla lo que ha muerto.

 

No tenía luz en los ojos

ni la frente en alto, recto,

llevaba arrugas de culpa

y una sonrisa de espectro.

 

Vi su sombra andar despacio,

como midiendo el destiempo,

como quien no pide nada

porque ya lo dio completo.

 

Era yo… y no era el mismo,

era un yo ya sin intento,

que cruzaba los pasillos

de un corazón ya deshecho.

 

Tenía voces en calma

que gritaban por dentro,

como el canto de los locos

que se ahogan sin remedio.

 

Vi mis sueños hechos polvo

y mis rezos hechos viento,

las palabras que no dije

me sangraban desde adentro.

 

Y entendí, mirando al fondo

de esos ojos que no encuentro,

que el poeta va muriendo

cuando el alma pierde el verbo.