Estando perdida,
el mundo parece moverse a una velocidad
a la que no logro acostumbrarme.
Me invade la sensación
de no estar viviendo completamente.
El pesar de días buenos refresca mis noches,
intentando encontrar una razón
que me haga sentir que pertenezco.
Llegando al último puesto en la fila,
la nostalgia me espera,
dejando en evidencia mi fracaso,
junto al recuerdo de la persona que fui,
y que solo puedo extrañar.
Quisiera detenerme un momento
para recuperar la frágil confianza,
que me fue despojada,
Y olvidar aquello que las personas
se han encargado de recordarme.
Siendo destinada a ser solo una expectativa,
perdí el rumbo solo por llevar la contraria.
Entonces me envolvió la duda
y cuestioné si estaba haciendo todo lo posible.
Si alguna vez tuve la dicha
de disfrutar de mis capacidades,
hoy no tengo la fortuna
de poseer alguna que me ayude a seguir.
Sin embargo,
mientras el mundo siga su curso
guardaré la esperanza de pertenecer.