Aún te escribía,
aunque no era a ti.
A una versión tuya
que ya no existía.
¡Qué ironía!
Te busqué
en cada parte donde fuimos,
en cada recuerdo.
Pasé junto a ti
solo para recordar
cuán cerca estuve,
alguna vez,
de ti.
Tan extraordinario…
aún recuerdo
lo diferente
y magnífico que eras.
“Eras”...