aviemas

¿Me miento o no sé ver?

A veces no sé

qué tan sincera soy conmigo.

Si estas lágrimas

son verdad o abrigo.

 

¿Me miento?

¿O simplemente no sé ver

eso que tiembla

frente a mis propios ojos?

 

Tu desinterés me roza

como filo,

y tu silencio me rompe

como cristal sin aviso.

 

No sé qué pasará,

y tú, tan impredecible,

me dejas sin piso,

sin promesa, sin orilla.

 

No sé si hoy

será el día en que ya no me quieras,

porque nunca tuve

la certeza de tu amor.

 

Nunca supe si te ibas

o si te quedabas

solo por temor.

 

Y me duele —mucho—

que no me busques,

que te alejes por horas

sin siquiera avisar.

 

Sabes que comprendo todo…

pero, ¿comprendes tú

lo que es esperar?

 

Un día me abrazas con palabras,

al otro, me das la espalda con gestos.

¿Sabes lo que eso causa?

¿Sabes cómo se parte

el alma en lo incierto?

 

Tienes poder sobre mí

porque te amo.

Y eso me aterra,

porque ni siquiera lo he dicho.

 

Pero sí: te amo.

Y tal vez por eso

todo esto duele tanto.

 

Dejaría al mundo arder

solo por estar contigo…

pero, ¿y si me equivoco?

¿Estoy haciendo lo correcto?

 

¿Me quedo? ¿Me voy?

Te amo…

¿pero más que a mí,

o menos?

 

¿Vale la pena el todo por el todo?

¿Hasta dónde debo llegar?

¿Y si ese límite…

es justo donde empiezo a quebrarme?

 

Sobrepienso.

Me desarmo.

Y en el silencio de la noche

caen lágrimas,

pequeños sollozos

que dejan un nudo en la garganta,

más fuerte que el miedo,

más denso que el amor.

Avi-