CON PLENO CONOCIMIENTO
Salíamos juntos casi todas las tardes
de la temporada primaveral, y yo iba en medio
de dos auténticos atletas, de Joaquín
y de Jesús, el primero, de un metro 71 y el segundo,
de uno 80 o de uno 78. Avanzábamos con pasos largos
o cortos, con la camisa limpia
ya desde casa y como sin esfuerzo,
como si nos descolgáramos por la terraza del piso,
siempre con un objetivo evidente, aunque cada tarde
con uno distinto,
con camisas floreadas a través
de un itinerario absolutamente urbano
hasta que llegaba la puesta del sol.
Con la brisa a la espalda, los pasos nos proporcionaban mayor sensación
de seguridad, y entonces avanzábamos
con el cutis terso de los jovencitos enamorados
que todavía no han encontrado el amor.
Gaspar Jover Polo