Sopla un frío penetrante esta mañana,
azota su ansiedad en mi ventana,
se petrifican las ganas de levantarse,
surge el deseo de no hacer nada…
y quedarse en la cama,
acurrucado en la desidia,
agazapado de la almohada,
acomodando ideas,
conjeturando ilusiones,
perdiendo la mirada en el abismo de la duda,
y hasta tal vez, esperando que un albor interior…
reviva en mi la pasión…que se encuentra congelada.
Que frío se siente afuera de mi morada…
y aquí dentro del alma…la inclemencia es más contundente,
pues ha perdido el optimismo,
y se ha dejado sitiar de la desconfianza.
La soledad no ayuda a enfrentar este desafío,
me siento abandonado…,
y en el vacío sombrío de mi alcoba...
escucho un trino de esperanza,
hay algazara en el jardín…
gorriones y jilgueros se revelan…
con su intenso gorgojeo,
ellos, los ingenuos…
que nunca se dan por vencidos.
Un suspiro inesperado rompe con tanta calma,
me despierta de mi impávido letargo…
y entonces, repentinamente…
viene a mi …un impulso inesperado,
una energía inusual…que me sorprende…
y me levanta,
con una plegaria al Supremo Creador de lo imponderable.
Quiero pensar que siempre es posible,
que habrá de llegar mi tiempo,
y que seguramente…algún momento…
volveré a sonreírle a lo rutinario.
Pero hoy, un frío intenso se apoderó de la mañana…
y mientras tanto,
el manso canto de jilgueros y gorriones…
será lo único que altere el silencio.