Yo supe quererla
lo mismo que quieren
los rojos claveles
al sol que los besa.
Su amor fue poema
que pudo ofrecerme
el ritmo que tiene
la dulce vihuela
Su luz era estrella
de rayo celeste,
que a mi semana le diera
la paz que posee
la gloria serena
que Dios nos ofrece.
Autor: Aníbal Rodríguez.