Haz Ámbar

Más a cabalgar

Si me acomodo no hay delante ningún horizonte

y cedo mi pertenencia a la vida de otro,

ya no reboto en el cosmos como fuera antaño

y ni apenas me conozco cuando más rotundo callo.

Se acabó el escenario de pronto estallando

con gotas en mis labios, truenos y discordia

que divide a los amantes que en el fondo no se odian,

que hará de dios y padre cuando todos se aborrezcan.

No me falta ni una mecha de esperanza

y de las catástrofes que cause no podrá ya inculpárseme,

fronterizo que me sea afortunadamente nadie

en la pelea en las esferas que nos roban tanto el aire.

Yo lo he pedido aunque me exalte 

en un momento ardiente, y dentro sé 

que siento lo contrario y que nadie dice que siga 

el contrato que firmé anteayer con el diablo

en la cornisa allá prohibida que fue él que guió mi mano

en un espasmo, y eso nunca es justo.

Ahora a solas me complazco con lo puesto

y que renunció pisa bajo el presupuesto 

que de ningún modo exijo al banco,

y el humo beige se lo dedico al médico

matándome con descaro con sus fármacos legales 

produciéndome este vértigo a siguiente lo que pase, 

frustrada la escapada que planeo cada tarde.

Poco aquí a mi alcance cojo lo importante,

salvar un paso más la oscuridad implacable 

del abismo que hay debajo, que me reclama 

resonante atornillándose en mi cerebro

como un bello canto ajeno a todo lo que supe salvo en sueños,

genial en su ocurrencia aparte lo que es cierto

cual fracaso mortal si no despierto además 

de trabajos forzados en un campo desierto

amplio hasta el mar grandilocuente

y las fronteras de ébano, con más a cabalgar.

La verdad es que lo siento como un sueño hecho real.