Que fue de esa añoranza de extrañarte, quererte y quizás besarte.
Que fue de nuestros silencios,
nuestro reflejo difuso.
¿Qué será de ti?
Suelo pensarte lejos, sombría, bañándote en carcajadas falsas y caricias sin nombres.
Te sueño sin quererlo realmente, ¿o sí? Pero te sueño, luego despierto y olvido, quizás será algún artilugio de defensa.
Río, a veces, aunque en el reflejo de mi espejo ajado solo veo tristeza; no por ti, por mí quizás, por todo.
Busco en las plazas que se vuelven difícil encontrar, tu recuerdo; quizás la ciudad las esconde para que no padezca tu pesar.
Pero cuando las encuentro ya es la hora de partir, o la lluvia se pone a mi defensa y me aparta de esa plaza que no logro encontrar, aunque esté en ella.
Ya mis pies se arrastran, tropiezo, últimamente pasa, no caigo.
Me mantengo como puedo sin bastón ni nadie de quien agarrarme.
Destino que poco a poco voy atesorando en un océano oscuro, sin agua, sin vida…