Desde Algarrobo te hablo,
con el alma a medio filo,
no por falta de esperanza,
sino por todo lo que he vivido.
Con la bota en el barro,
y el viento en la cara curtía,
aprendí que en los silencios
se esconde la poesía.
No es fácil andar sin plata,
ni vivir de puro porfiado,
pero más pesa el alma
que un bolsillo desgastado.
Me ha tocao’ dormir con frío,
contar las chauchas pa’l pan,
pero nunca me faltaron
ni un verso ni un afán.
Porque cuando el alma grita
y el mundo se hace el sordo,
uno escribe pa\' salvarse
y no morirse de a poco.
Hoy soy poeta callejero,
consultor y soñador,
no vendo humo ni cuentos,
vendo fuerza y corazón.
Si tú también vas remando
contra la marea brava,
acuérdate que se puede
salir adelante con garra.
No somos lo que perdimos,
ni el dolor que nos quebró,
somos la historia que armamos
con lo poquito que quedó.ππ¨π±