Bonifaccini08

A mi edad

Señora, de la que tanto he deseado
tener su talle en mis manos,

Qué cada noche, al Dios Pothos;
elevó mis ruegos.

En ellos suplico, que mi deseo
me sea concedido,

Y en tu piel morena, saciar
esto que traigo escondido.

En cada muslo erigir un altar
a Eros y a Dionisio,

Para explorar tú intimidad
y ofrecerte un sacrificio.

Bañarme en las cálidas aguas
qué emanan de tu cuerpo,

E ir juntos a tocar el cielo,
ese cielo revestido de deseo.

Pero no hay que festinar,
algo que es difícil de pasar,

Pues desear que suceda algo,
nunca será igual que rogar.

He de ser realista, y dudo
que se cumpla mi sueño,

Pues a mí edad, esto que tanto deseo
solo ocurre en mi cerebro.