Extrañarte es castigo diario,
un ritual que no se olvida,
como un ciclo obligatorio,
que revive cada herida.
No sé si tú también sufres,
o si fuiste solo actuar,
pero aún tengo tus perfumes,
y me duele recordar.
Si el tiempo cura lo vivido,
entonces que corra veloz,
que yo he quedado partido,
por amarte sin tu voz.