Quiera Dios que la noche
No te encuentre llorando,
La amargura de mi ausencia y,
Que tus lágrimas, sean de alegría.
Que tengas un lecho de rosas
Donde puedas soñar placentera
Con todo lo que un día, yo te diera
Creyendo en la falsía de tus palabras.
Te recordé ahora que acaba el verano,
Cuando el viento es más intenso,
Gélido, sobre pinos y matorrales,
Hiela el alma, el amor y el corazón.
Quiera Dios que tu cuerpo siga siendo
Esa lumbre, de pasiones incendiarias,
Que te amen tanto, como yo lo hacía,
Que no cambies a nadie, por otro nombre.
Delalma
26/03/2020