MANANTIAL DE AMOR
Oh fuente escondida, del alma brotada,
manantial bendito de gracia sellada,
en jardines puros tu cauce nació,
y en la alianza santa tu gozo brotó.
No corras errante tras aguas ajenas,
ni viertas tu río en tierras ajenas;
pues tu pozo es tuyo, don del Creador,
y en él fluye eterno el fuego del amor.
Sea bendecido tu tierno laurel,
el amor de tu esposa, cual dulce vergel;
cual cierva graciosa que corre al umbral,
sus besos te embriaguen con gozo total.
Regocíjate, hombre, en la flor de tu alianza,
no cambies la miel por la falsa esperanza;
porque el que cultiva su viña con fe,
verá en la cosecha el fruto del bien.
El manantial puro no busca quebranto,
ni anhela la sombra ni el engaño tanto;
es río que canta bajo el sol de Dios,
reflejo en la tierra del cielo en su voz.
¡Oh esposo prudente, camina en verdad,
guarda tu promesa con lealtad!
Y cuando envejezcas, no mengue el calor,
pues aún brotará ese manantial de amor.
Roberto D. Yoro