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Ni se te ocurra olvidarme.
Porque entonces yo
recordaría todo
con la furia de un amnésico que inventa su pasado.
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Si me olvidaras,
yo te recordaría hasta en lo que nunca hicimos.
Lloraría sin llanto,
y reiría cada vez que tus ausencias me hablen.
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Te borraría de mis días,
subrayándote en cada noche.
Y cuando no te nombre,
mi silencio deletrearía tu nombre
con la paciencia exacta de lo irreparable.
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Si decidieras no buscarme,
yo me escondería donde se que me vas a encontrar.
Y cuando me esquives,
te seguiré con la fidelidad de quien nunca te tuvo.
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Harías bien en no darme excusas.
Yo me disculparía antes de que me culpes,
y te echaría la culpa
por todo lo que yo no supe pedirte.
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Te amaría en reversa,
como quien olvida con ternura
y odia sin bronca.
Te besaría con los ojos
y te miraría con la boca cerrada
para no decir lo que ya sabés,
pero nunca vas a aceptar.
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No me niegues,
porque entonces yo te afirmaría
hasta que te duela el alma.
Y si intentás negarte a vos mismo,
yo te mostraría el espejo más sucio,
ese donde igual se te ve apuesto.
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No me ignores.
Porque ignorarme es invitarme
a quedarme a vivir en tu espalda.
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Y si alguna vez decidís no sentir nada,
yo me encargaré de que te duela hasta el olvido.
Pero suave,
como duele lo que fue cierto
y se quiso fingir mentira.
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Así que no lo intentes.
No me desarmes.
Porque si me rompés,
te vas a quedar con las partes
que más te duelen.
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Y vas a entender, por fin,
que no hay forma de dejar de querer
a quien uno nunca terminó de soltar.
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A.B.A. 2025©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires – Argentina
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Imagen: Hojas Muertas; Horas Muertas; El hilo
Remedios Varo – Oleo – 74 x 60.30 cm