Mi mundo a tus pies
Te entrego junto al alma, todito lo que soy;
mi mundo de poemas, mis manos, mi memoria,
mis sueños, mis deseos, mi página y mi historia,
en sí, la vida entera, con todo, te la doy.
No había conocido jamás en esta vida
mujer maravillosa, perfecta como tú,
y al verte, en el instante, no quise otro menú
que darte para siempre mi tiempo, consentida.
Sería injusto niña, también, un egoísta
si digo algún detalle, detalle sin pasión,
que muestre lo contrario, que ofenda al corazón,
dejando en la penumbra mis planes de conquista.
Te pido, solamente, que cuides, donde estés,
el pecho de quien habla, paciente y con esmero;
y así, cuando lo sepa, diré, mujer, te quiero,
por eso es que te pongo mi mundo hacia tus pies.
Samuel Dixon