En el vasto telar del hondo olvido
se hilvana un verso, un párrafo velado,
el llanto ahogado de un mal pasado,
hilo que la vieja Parca ha tejido.
Mi alma no halla la paz, ha sucumbido
al rumbo incierto, al destino marcado
de un sentido que ya fue despojado
del grato aliento de una amor perdido.
Este salmo, que canto sin aliento,
yace en nieblas y vaga sin sosiego
en el limbo del ayer que hoy lamento.
Transcurre, con tristeza y sufrimiento,
mi vivir cautivo, cual débil fuego
envuelto en humos y de aire sediento.