Haz Ámbar

En una sátira el viernes

El diablo de mi orgullo me aconseja mientras duermo;

en su espejo puedo verme como ahora estoy enfermo,

aunque de nada me arrepiento ante esta fiebre.

Pequé de muy sensible yo por dar un buen ejemplo

a todos los que siguen sosteniéndose en el mundo,

como un común acuerdo para quedar tan siempre a gusto.

De lo que gasto no hay registro, y es el espacio que va a abrirse 

al fin sobre mi sitio, el ritmo místico ambulante 

abduciendo el pensamiento a que no pueda más darse sensatamente.

Muro enfrente, azul lente lo sumerge en vulgar sangre,

y se enronquece la garganta en una sátira el viernes 

que viene certero a columpiarse contigo de vértigo.