Sutileza que mataba los días
fuese apartando y con ella la cura
a mi vítrea y voluble cordura
la cual buscaba algunas alegrías.
Con tumbas so las tontas fantasías,
ora la ignavia más robusta y dura,
y todo sentimiento y razón pura
quédanse en baldías melancolías.
No sé qué hacer en tan insulsa vida
que vendiéronme cual vino famoso,
con el rojo y la cabeza perdida.
Este bruno vacío es tan odioso
y tan huidiza es la salida,
que veo la yacija de mi reposo.