Si escribo de mi vida, el inventario
de días que de amor me viera ungido;
resulta que tu fuiste su santuario
forjado del amor mas encendido.
De días que de amor me viera ungido,
recuerdo aquel tu beso apasionado;
forjado del amor mas encendido
repleto del delirio desbocado.
Recuerdo aquel tu beso apasionado,
haciendo mis momentos especiales;
repleto del delirio desbocado
trayendo de pasión sus dulces griales.
Haciendo mis momentos especiales,
tus labios tan carnosos me besaban;
trayendo de pasión los sacros griales,
con mieles que la gloria me brindaban.
Tus labios muy carnosos me besaban
dejándome en la boca su ambrosía;
con mieles que la gloria me brindaban
en una comunión de sacra orgía.
Dejándome en la boca tu ambrosía
vibrabas con ardor y con ternura;
en una comunión de sacra orgía
envuelta con el manto de locura.
Vibrabas con ardor y con ternura
sintiendo de mi pecho su jadeo;
envuelta con el manto de locura,
que emite marejadas del deseo.
Sintiendo de mi pecho su jadeo;
resulta que tu fuiste su santuario;
que emite marejadas de locura
si escribo de mi vida su inventario.
Autor: Aníbal Rodríguez.