Cuando se acaben las pastillas
se acabará el dolor.
Vendrá el sueño eterno
disfrazado de felicidad.
Rodara mi mente
vagamente en las tinieblas
de senderos
que prometen no retornar.
Pensamientos obscuros
se apoderan de mis venas.
Dormir será la solución,
los recuerdos se convierten en película.
Se acabaron las pastillas
y sólo se entumieron mis labios.
Las manos quieren escribir
una última verdad…
Que a todos los que quise
nunca me quisieron a mí.
Pero que bonito fue vivir
una fantasía al estilo Pizarnik.