El arte no se ve, se siente,
es viento que toca la mente,
es silencio que habla profundo,
es espejo del mundo.
No es solo forma ni color,
es latido, es amor,
es el alma que se despliega
y en cada trazo, se entrega.
El arte es vida en movimiento,
es el sueño en su tormento,
una llama que nunca muere,
y en el alma siempre hiere.
Es rebelión sin palabras,
es la voz de las entrañas,
el puente entre lo invisible
y lo que toca lo imposible.
En cada obra, un secreto,
un eco de lo infinito,
un grito callado y sincero,
un misterio verdadero.
Porque el arte es el lenguaje
que no conoce de encierro,
es la luz que atraviesa
lo profundo del destierro.