Niña preciosa
de alma tan pura;
regálame tus miedos
y la duda espinosa
que tu llanto procura.
Quiero tus penas
borrar de tu alma;
y te daré mis credos
para romper cadenas
y brindarte la calma.
Al mundo canta
llena de euforia;
y surgirán albedos
con luz que se levanta
ofreciendo la gloria.