Siempre estoy a dos llamadas de ti,
o tal vez a una,
o tal vez a ninguna,
pero nunca lo sabrás,
porque nunca llamas.
Escríbeme.
Porque si me ves en línea,
es porque estoy aquí, esperando.
Esperando que me digas que quieres verme,
aunque sea por costumbre,
aunque sea solo para extrañarnos un poco más.
Hazlo por todo lo que has callado,
desde la última vez que dejamos de hablarnos,
sin saber si fue un adiós
o solo otra pausa disfrazada.