Tres incendios disfrazados de casualidad,
cada intento camuflado en forma de deseo,
besos que nunca significaron nada.
Y aunque solo una noche bastó para que nuestras almas se tocaran,
ahora me encuentro entre el silencio y tu ausencia.
Y aunque fue breve, casi insignificante,
esa única vez me bastó para entender
que a veces, una sola noche es suficiente
para extrañar toda una vida,
toda una historia, que nunca existió.