liocardo

PERSEIDAS

 

 

\"Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar

que es el morir...\"

(J. Manrique)

 

 

PERSEIDAS 

 


Desperté a eso de las cuatro y media y preparé el café. Yo 
sé que sos de mate (pero sos brillo), cuestión de costumbre. 
Coloqué dos sillas en el jardín: una para vos y otra para el 
lado de vos que yo me pedí.

 
Profané tu dormir, siempre con esa carita de estar soñando 
con angelitos, por una causa justificada: habíamos quedado 
para ver juntas la lluvia de estrellas. 


Tomaste el café tibio, mientras yo preparé la fogata cerca de 
nuestro asiento: fría mañana para ser de  agosto. Por eso  
puse la manta, tendida en tu silla, para abrigarte. 


Despertaste a regañadientes: mi horario y el de vos son 
diferentes. Ya lo esperaba. Por eso preparé antes del café 
un besito tibio con que pedir perdón. 


El alba amenazaba. Vos te sentaste al lado de mi lado 
pedido que yo ocupé. Yo cubrí con la manta tu espalda 
refrescada por el rocío y me senté. Rodeé con mi brazo tus 
hombros y recostaste tu cabeza en mi pecho y ambas 
miramos el cielo.  Y puntual, como la hora cósmica, a las 
seis, el universo se iluminó. 


Tú mirabas extasiada cómo las estrellas impactaban contra 
la bóveda celeste y se deshacían en partículas luminosas 
como espectáculo pirotécnico creado por los dioses y yo, 
miraba extasiado cómo se reflejaba en tus ojos cristalinos 
de muchachita ilusionada, como espejos, la explosión de la 
luminosidad. 


Pedí miles de deseos, todos para vos menos uno. Lo 
supiste, cuando me miraste con tu sonrisa que eclipsó 
cualquier otra maravilla. Viste que decían: te deseo. Vos 
pediste tantos deseos como estrellas fugaces cruzaron el 
firmamento. Todos para el mundo menos uno, cuando viste 
mi mirada y me dijiste: yo también. 


La fogata se hizo ascuas, el sol comenzó a disipar la noche 
y las estrellas poco a poco comenzaron a desaparecer. Y 
con ellas vos, que volviste a ser etérea, regresaste volando 
a tu Bolivia; tenías que hacer. Yo me quedé, pero mi 
alma fue con vos. Ahora sigo acá: sin alma, sin vos y sin 
estrellas fugaces. Espero al menos ver mis deseos para vos 
cumplidos y los tuyos también. Sobre todo, el que era para 
mí.  

 

 

ETERNAMENTE PARA VOS.-