HIJO, MI VOZ NO ES BATALLA
Hijo, mi voz no es espada,
ni grito que rompe el día,
es mano que aún te abraza
aunque respondas con ira.
No te hablo desde la rabia,
sino desde el alto monte,
donde Dios me dio la gracia
de ser raíz, no contienda ni azote.
Escrito está: honra a tus padres,
no por miedo, sino en verdad,
pues larga será tu jornada
si caminas en humildad.
No soy tu enemigo, escucha,
ni tu juez con dedo alzado.
Soy quien ora cada noche
por el bien de tu alma y tu paso.
Responde con sabiduría,
como enseña el buen Proverbio:
\"La blanda respuesta quita la ira,
mas la palabra áspera enciende el fuego.\"
Te amo cuando sonríes,
y también cuando resistes.
Pero no cierres tu oído,
cuando el amor te corrige.
Porque un hijo sabio es corona,
luz que brilla en el hogar,
y aunque tropieces mil veces,
Dios siempre te quiere levantar.
Así que mírame, hijo mío,
mi consejo no es castigo.
Es ancla, es faro, es camino,
porque Dios me hizo principio… para guiarte contigo.
Roberto D. Yoro