¡Cómo pasa el tiempo! Como las gaviotas… ¡vuela!
Y viene el recuerdo de sus ojos y sonrisas;
lo suave en sus manos, la piel que aún me acaricia,
la voz y un consejo, que vivirá hasta que muera.
¡Cómo pasa el tiempo! ¡No hay nada que lo detenga!
Pero siempre quedan los recuerdos de la vida
de amor y ternura que nunca en el alma expiran
y por eso, el alma la ama tanto y la recuerda.
El tiempo no borra, lo que el tiempo hizo indeleble.
El tiempo no borra, la sonrisa y la mirada
de una madre amada que se quedó para siempre
viviendo en mi pecho, viviendo dentro del alma
su amor que infinito, no venció jamás la muerte
porque sigue viva, como el viento cuando pasa...