Antonio Miguel Reyes

Guadalquivir: sangre detenida

Guadalquivir: sangre detenida

 

Te he visto transitar como un anciano,

con paso de cristal, quebrado y lento,

llevando en cada arruga de tu aliento

la historia de mi tierra y su desgano.

 

Los chopos no se dan ellos la mano,

las garzas ya no bajan con el viento,

y el campo, que fue fértil y contento,

hoy muere bajo un sol casi inhumano.

 

Tus aguas ya no cantan como antes;

sólo bajan cenizas, sed y espanto,

cauce seco antes lleno de diamantes.

 

El hombre te transforma en pena y llanto.

Tus venas se marchitan y los cantos

se pierden bajo diques asfixiantes...

 

Son amores constantes,

si mueres en tus fuentes tan sombrías,

quedará solo tu melancolía.