Son mis poemas como noches limpias,
con grandes iris y pupilas,
para luego no perderse en la geografía...
Viajan con su júbilo sin bridas,
llevando mi llama,
a océanos y tierras de distancia...
Entre música de arpas,
visitan las fraguas de santas desnudas,
como oasis para sus almas...
Todas las jornadas,
por constelaciones jamás nunca vistas,
con desmesura cotidiana...