Hay verdades que envenenan,
hay silencios que son muro.
Y hay palabras que condenan
si las dices sin seguro.
(Lo que no se puede escribir)
se esconde entre dos renglones,
y al rimarlo sin decir
el poeta da razones.
No porque no tenga voz,
no porque le falte ira,
sino porque hablar de Dios
requiere quemar la lira.
(La belleza como escudo)
no es mentira, es resistencia.
Mentir es, a veces, el modo
de enfrentar la transparencia.
Calla, entonces, el poeta,
miente, inventa, y sobrevive,
porque la verdad completa
no hay lector que la reciba.